Abogados especializados en racismo financiero
¿A qué se le llama "racismo financiero"?
Se denomina racismo financiero o también exclusión financiera, a la incapacidad para acceder a los servicios financieros necesarios de una forma apropiada.
Un acceso a los servicios financieros es una condición necesaria para participar en la vida económica y social. Por tanto, la exclusión financiera es un término muy relevante pues, se concentra en colectivos más desfavorecidos, contribuyendo al desarrollo y empeoramiento de la exclusión social y a la pobreza.
Causas de la exclusión financiera
Es debido a cuatro factores:
- Elementos de naturaleza económica y social que frenan la demanda de servicios financieros por parte de una parte importante de la población.
- Problemas en la forma de operar del sector bancario.
- Deficiencias institucionales.
- Regulaciones que tienden a distorsionar la provisión de servicios financieros.
Manifestaciones de la exclusión financiera
1) Exclusión geográfica y “desbancarización”, es decir, el carácter geográfico, cuando se vive en un territorio en el que se han cerrado las sucursales que había.
2) Redlining o discriminación consciente propiciada por los gestores financieros para excluir, financieramente hablando; por razones de pobreza, inestabilidad o conflictividad social a barrios que se vean sumidos en esas circunstancias.
3) Exclusión en el acceso a determinados perfiles considerados de alto riesgo debido a sus bajos recursos. Las entidades financieras saben que la ciudadanía, antes o después, no tiene más remedio que convertirse en uno de sus clientes. Desde esa posición privilegiada, seleccionan a la clientela que les vaya a dar seguridad expulsando a los que no ofrecen las garantías necesarias ni cumple con sus requisitos. Esta discriminación encubierta puede conseguirse estableciendo exigencias inasumibles. La aporofobia hace referencia a la discriminación que las personas en situación de pobreza sufren precisamente por vivir en pobreza.
4) Exclusión comercial mediante algoritmos predictivos provocando decisiones comerciales y estrategias de marketing excluyentes.
5) Exclusión legal o por estatus administrativo de personas que se hallen en una situación irregular. Abarca a aquellas personas o pequeñas empresas que ante la falta de una identidad legal o carencia de un título de propiedad sobre los activos no pueden acceder a servicios financieros.
6) Autoexclusión de personas que se sienten en inferioridad con respecto a la entidad bancaria ya sea, por falta de cultura financiera o por la exclusión histórica de minorías étnicas, barreras de idiomas, falta de capacidades digitales y el estigma de la pobreza.
7) La brecha digital supone una falta de recursos y de herramientas para hacer gestiones por vía telemática. Esta carencia sumada a una falta de educación financiera, impide comprender las consecuencias de una operación o también, es posible que no disponga de los suficientes conocimientos sobre seguridad online en las operaciones financieras.
8) Exclusión por productos inadecuados o por encarecimiento de los servicios financieros, consiste cuando las entidades financieras ofertan productos con condiciones inadecuadas o productos inadecuados al perfil del usuario.
9) Exclusión por endeudamiento con usura. Aquellos que solicitan esta forma de crédito suelen ser personas de bajos recursos y/o estén sobreendeudados. Las empresas concedentes, en la mayor parte de las ocasiones, no se hallan supervisadas por el Banco de España y esas personas que recurren a publicidades engañosas, pasan por alto las dificultades que se pueden presentar a posteriori.
Resultados del racismo financiero
Tiene graves consecuencias para las personas que lo padecen. Un efecto es el sobreendeudamiento, derivado de la dificultad de acceso a productos financieros más sostenibles. Dicho sobreendeudamiento conduce a la morosidad y la bancarrota, además, nos puede llevar a que nos den de alta en los ficheros de morosidad y en el peor de los casos, la pérdida de la vivienda habitual.
De modo ilustrativo, estos serían las consecuencias negativas reflejadas en distintas variantes:
- Dificultades en la gestión de ingresos y gastos.
- Sobreendeudamiento.
- Problemas administrativos y económicos.
- Mayor tendencia a la pobreza.
- No disposición de ahorro.
- Estigmatización de las personas en situación de exclusión financiera.
La educación financiera para prevenir la discriminación financiera
Es común que en diferentes ámbitos de la vida cotidiana se escuchen referencias a conceptos tales como educación financiera, inclusión financiera y, recientemente, salud financiera. Muchos suelen considerar que los tres significan lo mismo, pero no es así. La inclusión financiera, significa tener acceso a productos financieros útiles y asequibles que satisfagan sus necesidades de manera responsable y sostenible. Sin embargo, la inclusión financiera por sí sola no es suficiente.
Es necesario que las personas que accedan al sistema financiero entiendan claramente cada uno de los productos y servicios que tienen a su disposición en el mercado, ahí juega un papel crucial la educación financiera, para que el acceso a los servicios y productos financieros se conviertan en una ventaja y no en un inconveniente.
La educación financiera de una persona, en general, es la capacidad que tiene para saber administrar mejor su dinero y de comprender cuáles son las mejores opciones financieras en su día a día, busca desarrollar competencias y capacidades financieras en la población a fin de que los ciudadanos puedan tomar decisiones financieras informadas y responsables (contratar un seguro, emprender un negocio, invertir, ahorrar, adquirir un préstamo, etc).
Un manejo correcto a la hora de aplicar esos conocimientos, será esencial para tomar decisiones correctas con una mayor confianza y seguridad que, al final, directamente repercutirán en nuestra calidad de vida. La educación financiera no solo está ligada a iniciativas empresariales, sino también a proyectos personales, ejemplos tales como organizar unas vacaciones, irse a estudiar al extranjero o incluso, comprar una vivienda. El primer paso, es definir un objetivo y un presupuesto para la satisfacción de estas aspiraciones laborales o personales.
Organismos internacionales como la OCDE, el FMI, el G-20 o la Comisión Europea inclusive; conciben la educación financiera de la población como un instrumento para empoderar a la parte débil de la relación “cliente-banco” junto a la regulación y supervisión de las entidades financieras, la educación financiera de los ciudadanos completa el “kit de herramientas” que garantizan la protección de los usuarios bancarios y la estabilidad financiera.
El Banco de España se sumó a este compromiso y, además de desarrollar funciones de regulación y supervisión de conductas de las entidades financieras, contribuye a la educación financiera de los ciudadanos también a través de diversas iniciativas
Combinando los conceptos anteriormente mencionados, esto permitirá desarrollar una buena salud financiera y una mejor relación con su dinero y con las ventajas y oportunidades que ofrece el sistema financiero. Por tanto, se entiende como salud financiera, la capacidad que tiene una persona para cumplir a tiempo con sus obligaciones financieras, es decir, tener el control sobre su situación financiera y la suficiente solvencia para tomar decisiones que le permitan planificar su futuro tranquilamente.